La ampliación de la capacidad de almacenamiento en la Nube hace que la Computación en la Niebla se muestre diferente.
Tan dinámico como la aparición de nuevas tecnologías, los nuevos métodos de almacenamiento también evolucionan diariamente. Cada día surge una nueva expresión, una nueva forma de aplicación y mantenimiento de datos y la más reciente es la Computación en la Niebla.
Proviene del inglés Fog Computing, el concepto no representa exactamente una novedad para los profesionales incluidos en el mercado de la Nube pero se coloca como una gran diferencia por comenzar a ser aplicada en colaboración con el concepto de IoT.
Ese concepto ha estado recibiendo mucha aceptación recientemente, pues los servicios de almacenamiento en la Nube están expandiéndose, aunque no a la velocidad que las soluciones ofrecidas de IoT exigirán en un futuro muy próximo.
De acuerdo con el Business Insider, para el 2021 se prevé que casi 6 trillones de dólares serán inyectados en el mercado global en soluciones de IoT. Si este número realmente se concretiza, los sistemas actuales de Cloud Computing no serán capaces de lidiar con toda la carga de datos, viéndose necesitada de complementos.
De acuerdo con el estudio Visual Networking Index, de la Cisco, aplicaciones de IoT representarán más del 50% de los dispositivos y conexiones globales para el 2021. Otras investigaciones apuntan que el tráfico virtual de datos debe crecer hasta cuatro veces en menos de cinco años.
O sea, en este escenario, para tener los beneficios reales que la IoT propone, es necesario establecer un proceso de antesala de la Computación en la Nube que administre y analice el ambiente para poder almacenar lo que realmente es necesario e interesante, dando respuestas más rápidas para determinadas cuestiones. Es en ese momento en que la Fog Computing entra en acción.
La Computación en la Niebla tiene la finalidad de ampliar la capacidad de la computadora al igual que el almacenamiento en la Nube y en toda la red. Es necesario una capa intermediaria entre la Nube y el hardware para permitir un procesamiento, análisis y almacenamiento de datos más ágiles.
La infraestructura permite que ciertos procesos o servicios de aplicaciones sean administrados en el borde de la red por un dispositivo inteligente para reducir así la cantidad de datos que necesitan ser transportados para la Nube. La Fog Computing se convierte en una nueva extensión de virtualización de información o comandos para los profesionales que trabajan con la Nube y IoT.
En la práctica, la Computación en la Niebla funciona para facilitar los accesos, por ejemplo, un municipio que tiene los sistemas de semáforos conectados puede detectar las luces de emergencia de una ambulancia y entender que el acceso necesita ser liberado. En vez de que todo el proceso sea hecho a través de la Nube, lo que exigiría un procesamiento de datos (pasando por todo el sistema) sería realizado por medio de la Fog, ejecutando los comandos casi automáticamente, con mayor agilidad por estar más cerca de los dispositivos de donde los datos fueron recolectados.
Especialistas garantizan que la Computación en la Niebla puede ayudar a reducir el costo fijo de la solución en la Nube por seguir los mismos principios pero con una diferencia: están más próximos al usuario, acelera el procesamiento y disminuye el tráfico virtual. Tan solo esa reducción en la transferencia ya puede significar una buena alternativa en lugares que no tienen banda ancha de alta capacidad.
Cabe resaltar que esa tecnología de alguna forma, sustituirá a la Cloud Computing. Pero por lo contrario, la Fog será un complemento, dependiendo de ésta para que los procesamientos de datos mayores, con agrupación y análisis de información sean ejecutados.
Fuentes:
http://www.cisco.com/c/dam/en_us/solutions/trends/iot/docs/computing-overview.pdf
